Cuerpo fino, brazos largos,
manos lindas, rostro humano,
todo lo que en conjunto,
me entregas en tu abrazo.
Ese único abrazo
que me das lento y calmado,
fuerte, suave, intenso,
lo siento, lo atrapo.
Después con tu mirada,
ya lejos sin contacto,
permanece allí, latente, presente,
aún no ha acabado,
cuando de repente,
es mi inconsciente,
quien te ha besado.
Mi piel sonrojada,
mis manos temblorosas,
y ya no sé que hacer,
el abrazo ha terminado.
Eso es lo que siento,
despierto en un momento,
el susurro del viento,
remese el pensamiento,
nada ha pasado,
yo no te he besado,
permaneces allí,
sigues a mi lado.
Eres mi amigo, eres secreto,
eres el ángel de mis ensueños.
Camila Galdames S.
1 comentario:
La verdad es que este poema está muy bueno… evoca con sencillez e intensidad la profundidad de las sensaciones que se experimentan en un abrazo.
El final de un abrazo es siempre melancólico porque forzosamente implica la separación de dos cuerpos que estuvieron juntos en un momento muy intenso, creo que lo describes bien.
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