Árboles desnudos,
sin vergüenza alguna,
acompañan mi camino,
bajo la luz de la luna.
Un viento frío,
estremecedor,
los ha desarropado,
en un otoño fresco,
en un invierno seco,
y con la misma furia,
hoy sacude mis cabellos.
Mientras camino, pienso en él,
quien me espera en mi destino,
más allá del viento,
más allá de la oscuridad,
quien bajo la misma luna,
piensa en mí como en ninguna.
Camila Galdames S.
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