miércoles, 11 de noviembre de 2009

Evolución

Ya no necesito cerrar los ojos

para proyectar tu presencia,

es que tanto me haces falta,

que la ausencia te está reemplazando.


El espacio ahora es mío,

está ahí, no lo he ocupado,

la soledad me lo ha pedido,

se lo estoy arrendando.


Una grata arrendataria

que sabe escuchar,

en su silenciosa crítica

me deja concluir,

y curiosamente

siempre está de acuerdo.


Nunca atendí tanto mis ideas,

mis oídos curiosos e imprudentes

Ya no oían el corazón.


Hoy los latidos parecen bombas,

un sonido grotesco, en el silencio perfecto

que me da vida,

Un sonido desapercibido en el bullicio

de una vida en progreso,

un sonido apresurado en tu presencia,

un sonido tan mío, hermosamente mi esencia.


Veloz, lento, frágil, fuerte, curioso, temeroso, orgulloso y emotivo,

nunca antes escuché de tantas formas

el sonido de mi vida, de mi existencia,

en este encuentro evolutivo, en que chocó razón, pasión e instinto,

debió existir la ausencia, para concentrarme en mi propio ser,

y salir de una jaula enceguecedora,

llena de miedos y dependencias,

que me agobiaron,

que me retuvieron,

en un supuesto refugio sobreprotegido,

el que hoy día destrozo con ímpetu de adulta,

para acabar los miedos y avanzar en el sendero.

Camila Galdames S.

11/11/09

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