Y me senté en el sillón de la espera,
Mientras caminabas a kilómetros de aquí,
Leyendo un libro de la vida,
Hojeé las hojas de la mía,
Algunas blancas fui escribiendo,
Mientras tú aún no aparecías.
Y fue una ráfaga de viento, la que entró junto a tu cuerpo
La que hizo correr las páginas, del libro que estaba leyendo,
La que hizo que yo viera en segundos tu nombre,
Como quien juega a crear movimiento.
Así apareciste un día impreciso,
Y yo me caí del sillón de la espera,
Y ahora escribo sobré este camino,
Sin soltar tu mano, de ninguna manera.
Me gusta leer, las hojas ya escritas,
Y ver como tu nombre, en las blancas se multiplica,
El viento me mostró, lo que yo más quería,
Ahora no espero, eres tú mi alegría.
Camila Galdames S.
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