Reflejo de mí que has cambiado,
te observo en el mismo espejo,
y veo relucir mis cabellos, más ondulados,
más desordenados, mi estómago apretado,
mis ojos endulzados, mi sonrisa destacada,
me rebota en la mirada y se vuelve llamarada
que seduciendo mi ego, alimenta sentimientos
que invaden en mi alma.
Se abren las puertas de los caminos,
aparecen los amigos, la familia se vuelve maravilla,
los pájaros cantan más agudo, junto a la luz de amanecida,
mientras mis oídos atentos, comprenden su maravilla
en la más fascinante y leve melodía.
Dulce es mi mirada, que recibe la acogida
de los que me rodean durante la noche y el día,
alegre es mi hablar y mi forma de tratar,
irradio encanto en mi entorno cercano,
y mis amigos, que presenciando este cambio imprevisto,
me acompañan alegres como hermanos enlazados,
disfrutando de esta niña regalona, aparecida,
que recibe sus abrazos con afecto y sin medidas.
Amiga de mis niños y de mis lindas amigas niñas,
regaloneo por doquier a los que en tiempo no veía,
entregando ese amor que resbala por mis mejillas,
gozoso de ser otorgado a quienes más lo merecían.
Camila Galdames Salazar